miércoles, 27 de febrero de 2013

Una amiga me ha enviado este escrito. Me ha hecho muchísima ilusión y quiero compartirlo con vosotras:

El pasado lunes día 4 de febrero se celebró el Día Internacional del Cáncer,  enfermedad que afecta en España a más de un millón y medio de personas.

 ¿Quién, por desgracia, no ha vivido a su alrededor,  a través de algún familiar o amigo, este duro trance?

Respecto a nosotras,  las mujeres, el cáncer de mama, es el más frecuente de los que podemos  padecer, de hecho, en nuestra Comunidad representa un importante problema de salud pues se calcula que se le diagnosticará a 1 de cada 8 mujeres. Pero gracias a la prevención, detección precoz  y a los avances médicos las cifras de curación no dejan de subir.

A pesar del buen pronóstico,  las personas afectadas deben someterse a unos duros tratamientos que suponen un largo periodo de tiempo desde que se diagnostica la enfermedad. Las modalidades terapéuticas para tratar el cáncer de mama son la cirugía, radioterapia,  quimioterapia y terapia molecular.
Estos tratamientos  sobre todo la quimioterapia conllevan unos efectos secundarios  muy duros que afectan al paciente tanto físicamente como psicológicamente. Uno de ellos, casi el menos importante, sobre todo desde el punto de vista médico, es la caída del cabello. No es un efecto doloroso físicamente pero si puede resultar en algunos casos traumático, pues supone un momento muy difícil, por un lado es la confirmación de lo que está ocurriendo y por otro el enfermo intenta imaginar cómo será su aspecto y sobre todo que sentirá al afrontar su imagen en el espejo. Aunque no es un paso agradable es algo que hay que pasar y la mejor manera es poder contar con la ayuda de un profesional de confianza que puede con su experiencia  restar tensión y apoyo en estos delicados momentos.

“Yo tuve la suerte de contar con Montse, magnifica profesional y amiga, desde el  momento en que me diagnosticaron la enfermedad se puso a mi disposición y pudimos hablar del tema  abiertamente y con confianza, me aconsejo a la hora de elegir la peluca que mejor  se ajustaba a mis necesidades y me oriento en el cuidado del cuero cabelludo mientras durara el proceso. El poder contar con ella me libero de mucho estrés  y lo más importante fue su disponibilidad para cuando llego el momento de despedirme de mi pelo, no es nada agradable ver como se cae el pelo y dejarlo solo sirve para prolongar el malestar, así que cuando empezó a caer más rápidamente la llame e inmediatamente se puso manos a la obra, me rapo el pelo, fue un momento cargado de tensión que afrontamos juntas, pero salí de la peluquería  tranquila con mi peluca pensando que había dado un gran paso para dar normalidad a la enfermedad.

Actualmente estoy en pleno tratamiento y comparado con los demás efectos secundarios la caída del pelo ha perdido importancia pero en su día fue muy duro y fue de gran ayuda poder tener a mi lado  una persona de confianza. A día de hoy tengo la seguridad de que todo volverá a la normalidad y estoy segura  que cuando menos me de cuenta  volveré a necesitar tintes y mechas”.


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¿Me plancho el pelo??

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